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jueves, 27 de febrero de 2014

La doble vara mediática



¿Y si esto hubiera ocurrido en Venezuela?  

Atilio Boron

  Aída Avella y Carlos Lozano. Foto: pacocol.org
El pasado fin de semana las agencias de noticias informaron sobre el atentado sufrido el domingo 23 de febrero por Aída Avella, la candidata presidencial de la Unión Patriótica para las próximas elecciones que tendrán lugar en Colombia el 25 de Mayo. Avella iba acompañada por el candidato a senador por esa fuerza política, Carlos Lozano, mientras se desplazaba en una caravana por el Departamento de Arauca, fronterizo con Venezuela. Súbitamente su vehículo fue atacado por dos sicarios desde una motocicleta de alta cilindrada que dispararon con armas de grueso calibre tanto al automóvil blindado en que se encontraban Avella y Lozano como a los de su escolta. Afortunadamente no hubo que lamentar víctimas fatales; si los matones hubieran logrado su objetivo Avella habría sido la tercera candidata presidencial de la Unión Patriótica en ser ultimada y una más, probablemente con Lozano, en engrosar la lista de unos 5.000 militantes de la UP asesinados por la derecha colombiana, en el gobierno y fuera de él.


La UP surgió como resultado de una negociación entre las FARC y el gobierno del presidente Belisario Betancur a comienzos de los años ochenta, producto de la cual se acordó, en 1984, admitir la incorporación al juego institucional de Colombia de una fuerza partidaria que posibilitara la progresiva incorporación de la guerrilla a la legalidad política del país. Así se conformó la UP, que presentó candidatos a todos los cargos en juego. Pero esta iniciativa abrió las puertas del infierno y tanto los paramilitares como los narcos y las propias fuerzas de seguridad del estado colombiano aprovecharon la salida a la superficie de los cuadros y la militancia de la izquierda –fuesen o no guerrilleros- para perpetrar un genocidio político sin precedentes exterminando a quienes habían confiado en lo pactado con Betancur y creyeron que el estado de derecho y la voluntad de poner fin al conflicto armado se habían finalmente implantado en Colombia.


A consecuencia de este baño de sangre fueron asesinados los dos candidatos presidenciales sucesivamente presentados por la UP en 1986 - Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo Ossa- a los que se sumaron 8 congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes, además de los miles de militantes de base desaparecidos o ultimados por esta sangrienta operación. Esta trágica historia no es demasiado conocida pero constituye el trasfondo de las difíciles negociaciones entabladas en La Habana entre el gobierno colombiano y las FARC cuyos integrantes y simpatizantes se preguntan, a la luz de las crueles enseñanzas de la verdad histórica, si la cosa ahora podrá ser diferente.


 Pero el objetivo de estas líneas no es reseñar este espeluznante capítulo de la historia colombiana sino subrayar la infame manipulación de la prensa de derecha -en la Argentina como en el resto del mundo- que silenció el atentado sufrido por Avella mientras desplegaba titulares a ocho columnas con sus mentiras y sus fotos trucadas sobre los incidentes y las muertes desencadenadas por la tentativa golpista en Venezuela.


Invito a los lectores tan sólo a pensar cómo hubiera reaccionado la prensa “libre e independiente” que nos manipula y desinforma si un atentado contra Henrique Capriles hubiese ocurrido en Venezuela. La gritería de la SIP, la CNN, la NTN24 y todas las cadenas de radio y televisión, además de la prensa escrita, habría sido atronadora. Y los Vargas Llosa, Montaner, Krauze y compañía nos habrían abrumado con sus filípicas condenatorias de la “tiranía chavista” y el criminal hostigamiento practicado sobre sus opositores.


14 impactos de arma de fuego recibió una de las camionetas de la caravana que transportaba la candidata presidencial Aída Avella hacia Tame, Arauca. Foto: pacocol.org

Pero nada de esto sucedió porque Colombia está blindada mediática y políticamente por el imperio y sus compinches regionales. La noticia, en los contados casos en que se la expuso, fue relegada a un breve suelto en las páginas interiores de algunos diarios o a un fugaz flash en radio o televisión. Claro que Colombia es una pieza vital para el ajedrez imperial en la región: por algo su Ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, elaboró un minucioso documento de 55 páginas dirigido a sus contrapartes del Pentágono y la Casa Blanca, incluyendo al director de la CIA, John Brennan, con los cuales se reunirá este viernes. Escrito en perfecto inglés para facilitar el trabajo de sus anfitriones, fue por error dado a conocer a la prensa por algún funcionario del ministerio. Su conocimiento permitió comprobar entre otras cosas que Bogotá ratifica su total sumisión a los imperativos estratégicos de Estados Unidos y la necesidad de reforzar la cooperación entre ambos países, habida cuenta de los graves “retos potenciales” que para la región representan gobiernos como los de Nicaragua, Venezuela, Rusia e Irán.


Por eso un atentado como el sufrido por Avella no es noticia, mientras que las tropelías de los opositores venezolanos aparecen como la noble cruzada unos patriotas deseosos de poner fin a una abyecta tiranía. Con tal de lograr este supremo objetivo se arroja por la borda cualquier límite o escrúpulo moral. Por eso el inverosímil Premio Nobel de la Paz que ocupa la Casa Blanca se permite exigirle al presidente Maduro que ponga en libertad a los sediciosos: es decir, no a manifestantes que protestan pacíficamente sino a quienes por medio de la violencia conspiran para derribar a un gobierno legítimo surgido de las urnas  (¡y que si hicieran lo mismo en Estados Unidos pasarían el resto de sus vidas en una cárcel de máxima seguridad!) mientras mantiene injustamente en prisión a los luchadores antiterroristas cubanos y a los presos de Guantánamo, enjaulados como si fueran animales feroces y privados del más elemental derecho a la defensa y a un juicio justo. De todo esto la prensa “libre e independiente” no ha dicho ni dirá una sola palabra.
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-Dr. Atilio Boron, director del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini  (PLED), Buenos Aires, Argentina. Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2013.

lunes, 24 de febrero de 2014

La técnica del golpe de Estado aplicada en Venezuela


La Técnica del Golpe de Estado

Umberto Mazzei
 
La locura individual es cosa rara, pero en grupos, partidos, naciones y épocas, es la norma”.
 Friedrich Nietzsche.
 
La Técnica del Golpe de Estado es el título de un libro de Curzio Malaparte, escrito en 1931, que, según dicen, Ernesto “Che” Guevara leía con avidez.  Su idea fundamental es que el golpe de Estado es un problema técnico y no político.  Malaparte pasa revista a los golpes de estado más famosos, algunos exitosos y otros fracasados.
 
El golpe de Bonaparte, el “18 brumario”, sería el primer Golpe de Estado moderno. Entre los golpes de la primera mitad del siglo XX, menciona el de Primo de Rivera en España, el de Pilsudsky en Polonia y otros más, pero resalta los golpes en que el objetivo golpista fue anunciado antes. El de Trotsky en Rusia y el de Mussolini en Italia.
 
El libro, publicado en Paris, fue prohibido en países con muy distinto tipo de gobierno: en Alemania, Austria, Bulgaria, España, Grecia, Hungría, Portugal, Polonia, Yugoslavia y otros. Los totalitarios lo prohibían por ser un manual para revoltosos; los democráticos, por lo mismo. Según el autor, el propósito era mostrar como se conquista un Estado moderno y como se le defiende, porque “la historia de los últimos años es […] de la lucha entre los defensores del principio de la libertad y la democracia, esto es, del estado parlamentario, contra sus adversarios”.
 
Malaparte afirma que es posible, en cualquier país democrático, dar un golpe de Estado, aún sin una situación crítica y sin el apoyo de masas. Basta un grupo que frene la maquinaria estatal y tome el poder sin confrontar la fuerza adversaria. En Rusia, el gobierno Kerensky protegió los órganos políticos, pero Trotsky ocupó los órganos técnicos. Luego intentó lo mismo, en 1920, contra Stalin, pero Stalin uso cuerpos especiales de defensa que obraban sobre el mismo plano técnico. En Italia, al gobierno lo defendían los sindicatos de Giolitti y la policía; los grupos fascistas neutralizaron ambos, tomaron el sistema ferroviario y fueron en trenes a Roma a sacar al gobierno de Luigi Facta. El rey, Victor Emmanuel III, con Roma en camisa negra, encargó a Benito Mussolini, la formación del gobierno y legalizó el golpe.
 
La estrategia es la de siempre: concentrar las fuerzas en el punto más sensible del adversario, que en un Estado moderno son los servicios públicos y los medios de comunicación.
 
Las debilidades del Estado moderno
 
El problema central del Estado moderno es la representación de la voluntad popular. Con los sistemas actuales de sufragio periódico, el elector delega su voluntad política con el voto y la soberanía popular se desplaza a sus representantes. En realidad, se desplaza a los partidos políticos, que suelen ser poco democráticos y por eso vemos perpetuarse las camarillas de los mismos en el poder, jugando a las sillas ministeriales.
 
Esa perversión existe por la pérdida del sentido comunitario, que es la base implícita de la representación; en su lugar ahora se consulta a masas desconectadas, amorfas, fáciles de manipular, como dice José Ortega y Gasset en La Rebelión de las Masas. La representación y la base social amorfa, promueven una clase de políticos profesionales que se constituye en una oligarquía que defiende por igual intereses propios o de particulares, en un clima de confusión irresponsable, como dice Alain de Benoit. Son gobiernos elegidos que no trabajan por los intereses de la gente y del país; son gobiernos de Partidocracia, como ya decían en los 60 Giuseppe Maranini, Georges Burdeau, Maurice Duverger y otros sociólogos políticos. La partidocracia siempre servirá intereses propios y no de esa mayoría que engatusa con cuentos ideológicos, slogans, promesas mentirosas y onerosos espectáculos de movilización.
 
En el Estado moderno, las telecomunicaciones son el principal instrumento para orientar esa  opinión pública informe y llevarla hacía los objetivos que se desean, al punto de que se convirtieron en importante arma de guerra. Arma para la guerra cultural y psicológica, la de desinformación y propaganda; cuyo último frente operativo son Internet y las redes sociales.
 
Los golpes de Estado desde la Segunda Guerra Mundial
 
Antes de la Primera Guerra Mundial, la política imperialista de Gran Bretaña y Francia solía cambiar los gobiernos hostiles mediante intervención militar. Los Estados Unidos cultivaron siempre, sobre todo en América Latina, el golpe de Estado militar. A partir de la Segunda Guerra Mundial la técnica cambió y se comenzó a derrocar gobiernos elegidos por sufragio, organizando turbas que le dan al golpe un aspecto de rebelión popular. También se comienza a llamar al Golpe de Estado con el más aséptico término de Cambio de Régimen, porque se usa decir régimen a un gobierno que se eterniza en el poder sin celebrar elecciones.
 
Un golpe de Estado bien documentado, que muestra la evolución del progreso técnico es el de Irán, en agosto de 1952. Los datos los tomo del agudo y delicioso libro de Kart Meyer y Shareen Blair Brysac, titulado “Kingmakers, the invention of the modern Middle East”.
 
El fondo del asunto era, como ahora, el petróleo. El 15 de marzo, 1951, ante la negativa británica de aumentar la participación de Irán en la renta petrolera, el parlamento iraní (Majlis) nacionalizó la Anglo-Iranian Oil Company. El Shah Reza Pahlevi nombró primer ministro a Mohammad Mossadeq, promotor de la nacionalización y jefe del Frente Nacional. Los británicos amenazaron, movieron barcos de guerra, cerraron la refinería de Abadan, impusieron sanciones económicas, congelaron fondos iraníes en el exterior y decretaron un bloqueo petrolero. Como hace Estados Unidos ahora.
 
Los americanos no apoyaron a los ingleses y mandaron un agente, Kermit Roosevelt, a preparar el propio golpe, bajo el nombre de Operación AJAX. Los ingleses le dejaron una red de anglófilos y enemigos de Mossadeq, dirigida por los hermanos Rashidian, importadores de productos ingleses, que demostraron habilidad en organizar turbas callejeras. Bajo presión, el Shah intentó sin éxito destituir a Mossadeq, en julio de 1952. Para entonces ya existía una alianza entre la CIA y el M16 y la operación AJAX había sido aprobada en junio.
 
La CIA envió caricaturas de Mossadeq y afiches a Theran y empezó la campaña para desacreditar el gobierno de Mossadeq. Artículos sobre el peligro comunista en Irán fueron plantados en la prensa local e internacional. Se orquestó redes de inteligencia, se contrató agentes provocadores y especialistas en violencias que pudieran atribuirse a los comunistas. Se distribuyeron armas a las tribus. Se torturó y mató al Jefe de la Policía de Teherán. El Gran Ayatollah lanzo fatwhas (condenas) contra los comunistas.
 
El 25 de julio, Kermitt Roosevelt, bajo el nombre de James F. Lochridge, llegó a Teherán con $100.000 en billetes iraníes de baja denominación. Los americanos escogieron al General Fazlollah Zahedi  para remplazar a Mossadeq. En parte por su conocida poca simpatía por los ingleses y su anticomunismo. Su hijo, Ardeshir había estudiado en EE UU y sirvió de enlace. El paso siguiente fue convencer a un Shah tembloroso –su alias en código era Boy Scout- de firmar un decreto nombrando a Zahedi primer ministro.
 
Mossadeq sabía que se preparaba un golpe y disolvió el Mahlis para impedir que la CIA obtuviera su destitución con sobornos. El Shah firmó los decretos nombrando a Zahedi y los envió a Mossadeq, pero Mossadeq, rodeado de tropas leales rehusó reconocer su autenticidad, mandó arrestar a Zahedi y radio Teherán denunció el intento de golpe. El Shah huyó a Roma.
 
Zahedi esperaba en las montañas. Roosevelt diseminó en la prensa internacional noticias de la sustitución de Mossadeq por Zahedi. La Embajada de EE UU imprimió millares de copias de los decretos y pagó agentes para su distribución. Turbas mercenarias ayudaban a militantes del partido comunista Tudeh a demoler estatuas del Shah. El 18 de agosto regreso de Suiza el Embajador norteamericano Loy Henderson y pidió a Mossadeq que enviase a casa a los partidarios suyos que manifestaban en las calles, porque de lo contrario evacuaría todos los residentes norteamericanos. Mossadeq cayó en la trampa y sacó a su gente de las calles.
 
El 19 de agosto los periódicos iraníes publicaron los decretos del Shah con el nombramiento de Zahedi. Tropas leales al Shah escoltaron a una turba organizada por los hermanos Rashidian. El modo era singular: armaron un espectáculo ambulante de circo que atraía gente, mientras tanto los actores gritaban consignas a favor del Shah y regalaban billetes de diez riales. En otros lugares grupos mercenarios armados de garrotes destrozaban las sedes del Frente Nacional y agentes de la CIA pegaban retratos del Shah en automóviles y muros.
 
En la tarde las turbas ocuparon el Ministerio de Relaciones Exteriores y la central de policía. Lo más importante fue la toma de la estación de radio y de la central de telégrafos –doctrina Malaparte- desde donde se victoreaba el alzamiento y se exaltaba al Shah. Tanques Sherman rodearon la sede del gobierno de Mossadeq, que escapó por los techos. Al otro día Zahedi se presentó a bordo de un tanque en Radio Teherán y allí se proclamó Primer Ministro. El golpe costó la vida a cerca de trescientas personas, según el New York Times. Las turbas aclamaban a Zahedi, al Shah y gritaban “America Zindabad!” (Viva América).
 
Entre un trago y otro
 
En la segunda postguerra, las conspiraciones norteamericanas en el Cercano Oriente se tejían desde el Bar del Hotel Saint George, en Beirut; según memorias de agentes famosos, como Miles Copeland (The Game Player).  El hilo conductor era el oleoducto transarábico (Tapline) que debía unir los pozos de la Aramco en Arabia Saudita con el Mediterráneo. Eso resultó en epidemia de golpes militares. En Siria, en 1949, hubo tres y otros en 1954 y 1970; en Egipto en 1952 y en 1956; en Irak en 1958. Con la crisis del Canal de Suez en 1956, Gran Bretaña quedó fuera del mundo árabe. Estados Unidos creó la Doctrina Eisenhower, que asistía a los árabes que resistieran la amistad del Egipto de Gamal Abdel Nasser o de la Unión Soviética.
 
Se brindó por golpes de Estado también en otras partes. En América Latina, los casos más notorios son: Arbenz en Guatemala, Perón en Argentina, Vargas en Brasil, Arosemena en Ecuador, Goulart en Brasil, Rojas Pinilla en Colombia, Bosch en Dominicana, Estenssoro en Bolivia, Allende en Chile, Bordaberry en Uruguay. En Asia, África y Europa también hubo víctimas: Congo, Corea del Sur, Vietnam del Sur, Grecia, Ghana, Indonesia, la lista es muy larga.
 
El modelo de masas y prensa: la “revolución de color”
 
La implosión de la Unión Soviética y el descrédito del marxismo leninismo, coincidieron con la revolución mundial de la informática y de Internet. La nueva tecnología ayuda a la creación rápida de textos e imágenes y su comunicación inmediata; es como hecha a la medida para difundir propaganda y el eje de la capacidad técnica y la difusión está en Estados Unidos. En esencia, se trata de movilizar masas, identificadas con un color, en la capital, para hacer huir a un gobierno débil. Si es un gobierno sólido, se crean pretextos ante la opinión pública mundial para una intervención militar, local o extranjera. Otro elemento complementario son las ONG y otros agentes, como Nacional Endowment for Democracy, Freedom House, Open Society Institute o USAID, que preparan ideológica y técnicamente cuadros que llevan a cabo el golpe y luego gobiernan para sus mandantes.
 
El primer golpe de masas y prensa se dio en Moscú, en 1993. Una campaña internacional de prensa convirtió al alcohólico de Boris Yeltsin, en un héroe que seguido de una turba y una compañía de tanques, bombardeó el parlamento ruso, recién elegido. Yeltsin nombró luego a Anatoly Chubais como Presidente de la Comisión de Propiedad Estatal , para vender, por centavos, las industrias del Estado a correligionarios y amigos, como la petrolera Yukos, que valía $70 millardos y la compró Mikhail Khodorkovsky, por $360 millones.
 
En 2002 se dio, en Venezuela, un efímero golpe de Estado cívico-militar, contra el Presidente Hugo Chávez. La oposición, demolida en las últimas elecciones, convocó a protestar. La multitud fue infiltrada por agentes provocadores para incitar una represión violenta. Ante la falta de represión, unos francotiradores mataron varios manifestantes. Fue el pretexto para que un grupo de militares arrestase al Presidente. Se formó un gobierno provisional, que cayó en dos días porque las guarniciones del interior no apoyaron y una multitud enardecida recorría el centro de Caracas, reclamando el regreso del presidente Chávez.
 
En 2003, se dio la primera revolución de color, en Georgia, para sacar a Eduard Shevardnaze, último Canciller Soviético y Presidente de Georgia. Hubo elecciones el 2 de noviembre. El 22 los partidos derrotados convocaron a protestar frente al edificio donde el 23 debía reunirse el nuevo parlamento. Antes, el día 20, una emisora transmitió varias veces un documental sobre las protestas en Belgrado, en 2000, organizadas por Otpor, un grupo estudiantil, que sacaron a Slobodan Milosevic del poder. Días antes, gentes de Otpor dieron clases durante tres días sobre como tumbar un gobierno a más de mil estudiantes en Tibilisi. Los gastos fueron por cuenta del Open Society Institute, de George Soros. El 23, la policía custodiaba el Parlamento y grupos de activistas repartían miles de rosas a los manifestantes, un indicio de organización previa.[1] Fue cuando Mihail Saakashvili, abogado georgiano de New York, entró sin oposición y tomó el Parlamento con un grupo de activistas. Hubo complicidad: Tedo Japaridze, jefe del Consejo Nacional de Seguridad con Shevardnadze, fue su Ministro de Relaciones Exteriores.
 
En noviembre del 2004 Viktor Yanukovysh ganó las elecciones en Ucrania. Su rival, Víctor Yushchenko, tenía el apoyo de los medios ucranianos. Después de su derrota, se repitió la operación de Georgia. Se acusó de fraude y una turba desfiló por las calles de Kiev, con banderas anaranjadas, regalando rosas: la revolución naranja. Los medios amplificaron el desorden y bajo presión internacional, la Corte Suprema anuló la elección anterior.
 
La Primavera Árabe
 
En 2011, las noticias sobre rebeliones en los países árabes tenían algo de hollywoodiano. La narrativa de la prensa era la misma. Gente joven se comunica por Internet, protestan en las plazas, combaten la policía, el tirano huye, la tiranía colapsa y se llama a elecciones. El villano era un personaje con décadas de poder y pocos meses de vida, que ya era hora de remplazar. Era la “revolución de jazmines”; versión árabe de las revoluciones coloreadas.
 
Hubo un par de villanos que no conocían su guion: los de Libia y Siria. Se inventaron hechos para narrar sobre manifestaciones pacíficas, que, agredidas, se convertían en rebelión armada que merecía apoyo humanitario, con bombas y misiles. La “obligación de proteger”, como dijo la Secretaria de Estado, Hillary Clinton. En Libia, en Benghazi, la rebelión fue armada desde el inicio y apadrinada por el francés Bernard-Henry Levy. En Siria, con elecciones poco antes, hubo una protesta en que manifestantes y policías fueron muertos por  francotiradores. Ambos países fueron atacados por mercenarios salafistas financiados y armados por Qatar y Arabia Saudita y apoyados por la OTAN: una intervención extranjera disfrazada de guerra civil. En Libia, después de 6 meses de bombardeos, la OTAN triunfó y entregó el gobierno a Al-Qaeda & Cº y ahora rige el caos. Siria se salvó de las bombas de la OTAN gracias al desgano de Gran Bretaña, al veto ruso y chino en el Consejo de Seguridad y a 13 barcos de guerra de esos dos países protegiendo su costa.
 
Las revueltas actuales en Ucrania y Venezuela
 
Ucrania:  Viktor Yanukovysh, el despojado en 2004, ganó las elecciones de 2010, sobre Yushchenko, que sacó 10% de los votos. La condena de Julia Timoshenko, que fuera Primer Ministro, por apropiación indebida, causó inquietud social. Ahora hay de nuevo protestas en Kiev. La narrativa de la prensa internacional sobre esas protestas dice que son por el rechazo del gobierno ucraniano a una oferta de asociación de la Unión Europea. Pero el texto del acuerdo no es público y además sería difícil leer y entender sus densas páginas legales. Por el nombre, Acuerdo de Asociación Económica, es el mismo acuerdo tipo que la UE firmó con América Central y ofrece a los países suramericanos y africanos.
 
En Ucrania, como en el Cercano Oriente, se busca exasperar y aprovechar las divisiones religiosas y culturales para cambiar gobiernos e imponer políticos propios: divide et impera. La fractura en Ucrania existe desde la Segunda Guerra Mundial. Stalin desplazó Polonia hacía el oeste, en tierras alemanas, pero expulsó la población alemana. Ucrania recibió tierras polacas al oeste, pero sin expulsar a los polacos. Por esa razón existe en Ucrania una minoría que habla polaco y es católica. Mientras la mayoría es ortodoxa y habla ruso. No olvidemos que Ucrania es el origen de Rusia. El pueblo vikingo de los Russ creó primero el Reino de Kiev y desde allí se expandió hacia el este y el sur, en lo que ahora es Rusia.
 
En Ucrania se quiere repetir la revolución naranja, pero con armas. En cualquier país sería inaceptable la activa y pública intervención de funcionarios europeos y norteamericanos azuzando las protestas. El objetivo de la intromisión es “cambio de régimen”, como dijo la Secretaria de Estado adjunta, Victoria Nuland, cuando admitió, en un encuentro del Nacional Press Club, patrocinado por Chevron, que los Estados Unidos han invertido 5 millardos fomentando la agitación en Ucrania. El nombre del títere que quiere imponer, Arseni Iatseniouk, afloró en una conversación suya con el embajador en Kiev, Geoffrey Pyatt, que fue interceptada.
 
En este momento las protestas ya son insurrección armada, contra una policía desarmada, por lo que ya van 105 policías heridos de bala y 35 muertos. Eso obligó al gobierno a equipar con armas la policía para que pueda defenderse. El gobierno ucraniano calcula que en el centro de Kiev hay unos 5 mil activistas extranjeros entrenados en desatar violencia. Muchos vienen desde Moldavia, según la prensa del Transdniester, otros de Polonia. Rusia debe apoyar con firmeza a Ucrania contra la ingerencia de países de la OTAN en los asuntos ucranianos.
 
Venezuela:  El pasado 8 de diciembre tuvieron lugar en Venezuela elecciones para consejos municipales, de las que la oposición quiso hacer un referéndum sobre la contestada legitimidad del presidente Nicolás Maduro. La oposición (MUD) sacó un decepcionante 42,2% de los votos. Es inesperado que después de una elección desfavorable tan reciente, la oposición salga a las calles a pedir la renuncia del presidente.
 
Es cierto que en Venezuela hay muy graves problemas de seguridad, abastecimiento y solvencia fiscal que siguen sin resolverse. Es cierto que la permanencia en el gobierno de las mismas personas que no supieron resolverlos es mal augurio para una pronta y eficaz solución. Pero es cierto también que el gobierno tuvo una reciente confirmación de su respaldo electoral y su fuerza callejera.
 
Las protestas y movilizaciones de la oposición tienen un objetivo confesado por sus propios dirigentes: cambio de régimen. La constitución venezolana ofrece la posibilidad de hacer un referéndum revocatorio a mitad del ejercicio presidencial y se puede cambiar de régimen con impecable legalidad democrática. Se trata de un impaciente berrinche de los opositores -o de sus mandantes- que no quieren esperar la ocasión de hacerlo por la vía legal. Es siempre ilegal derrocar al gobierno elegido y el riesgo es ser acusado de causar muertes con disturbios fuera de lugar, amén de causar agotadoras pérdidas de tiempo y dinero.
 
La técnica utilizada es la de otros golpes recientes: una campaña de prensa con exageraciones, alimentada con mensajes sin verificar; siembra de mentiras en redes sociales; entrevistas selectivas en la prensa internacional; condena a la supuesta violencia por ciertos gobiernos;  fotografías retocadas de protestas masivas, para efectos de propaganda. Todo dirigido a crear ante la opinión internacional un clima propicio para una intervención “humanitaria”. Por fortuna hasta ahora sólo hay nueve muertos, entre oposición, policía, chavistas y transeúntes. Con esa cifra, lamentable, pero baja, de víctimas, no es creíble la denuncia de represión salvaje, por quienes invocan la protección de los marines. Hay una indicativa inversión de estereotipos durante la tentativa de golpe. En las alcaldías socialistas hay normalidad y calma; en las de oposición liberal, reinan la agitación y el odio.
 
Conclusiones y precauciones
 
Las técnicas para golpes de Estado o cambio de régimen evolucionan. La informática y los medios de comunicación son hoy armas de guerra muy efectivas. Los países que quieran mantener su independencia deben crear y mantener alianzas con dominio técnico en ambos, para defender eficazmente la soberanía y los intereses nacionales o regionales. Hay también que crear equipos de gente con la capacidad cultural para captar los hechos importantes,  entender su sentido y anticipar, capaz de analizar información en los principales idiomas, y transmitir en ellos mensajes convincentes. Se debe entrenar a periodistas, analistas y diplomáticos para que sean competentes, mundanos e interesantes. No todos los países independientes tienen la misma capacidad, por ello conviene aliarse y abrir los rangos a quienes pueden aportar mejoras a la eficiencia de la gestión.
 
Para evitar golpes de Estado por obra de minorías entrenadas, los gobiernos deben: a) tener respaldo de masas organizadas para neutralizar turbas mercenarias; b) mantener seguridad en los servicios públicos (electricidad, transporte, TV, radio, teléfonos, agua, etc.); c) tener medios para difundir la versión verdadera de la noticia; d) vigilar las actividades en el país de asociaciones extranjeras; f) vigilar el ingreso de fondos del exterior para grupos nacionales. Vis pacem, para bellum.
 
Ginebra, 22/02/2014
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Fuente: ALAI, América Latina en Movimiento

domingo, 23 de febrero de 2014

¿Por qué debe irse de Venezuela todo el que gana elecciones?



VENEZUELA: ¿LA HISTORIA TIENDE A REPETIRSE?


Luis Britto García


 

Deja vu: sensación de que ya se ha vivido el mismo instante, de que hechos, actos y personas se repiten, de que la imaginación o la creatividad se agotan.
    Nadie sabe cómo pretende inventar el futuro quien no hace más que copiar su propio pasado.
    Por ejemplo, en Venezuela una vez más la oposición intenta desconocer los resultados electorales. Desde 1998 lo ha hecho sin resultados contra 18 de 19 consultas inobjetables.
     “Maduro, vete ya” gritan los violentos. “Chávez se va, se va”, gritaron durante más de una década ¿Por qué debe irse de Venezuela todo el que gana  elecciones?
       La mañana del 11 de abril de 2002 el embajador estadounidense Shapiro legitimó el golpe de Estado en curso declarando que “Venezuela está fuera de la Carta Democrática de la OEA”, y la Comisión Interamericana se cruzó de brazos ante el secuestro del Presidente legítimo y llamó “Ilustrado” al gobierno del dictador ¿Repiten esta injerencia hoy la CIDH al exigir  libertad de  delincuentes detenidos, y John McCain al ordenar "EEUU debe enviar tropas de inmediato a Venezuela. Debemos garantizar el flujo petrolero"?
      La comunicadora de oposición Alicia de la Rotta escribe en su blog: “¿Por qué uno de esos políticos no tuvo bolas para agarrar un megáfono y decirle a los muchachos: ‘Ya culminó la marcha, vámonos. Cumplimos parte de los objetivos’. No señores, el político al ver que un grupo de estudiantes corrió hacia la Hoyada, le agarró la mano a su esposa y se fue y dejó a los carajitos alborotados” ¿Copia esta huida la de los líderes opositores Enrique Mendoza, Guaicaipuro Lameda, Carmona Estanga, la de tantos otros que el 11 de abril de 2002 después de azuzar una multitud contra Miraflores desaparecieron, dejándola en la mira  de los francotiradores que habían apostado?
     El 12 de febrero de 2014 sicarios profesionales, en motos de alta cilindrada, con cascos cerrados y armas de gran potencia matan tres personas y hieren a  66 (la mitad agentes del orden público) ¿Repiten o no a los francotiradores que diezmaron las manifestaciones del 11 de abril de 2002?
     Dan la vuelta al mundo imágenes de escenas de represión ocurridas en Argentina, en Egipto, en Libia, en Siria, en Cataluña, en Grecia, en Bulgaria, en Rusia, con rótulos que las falsifican diciendo que ocurren en Venezuela ¿No recicla este fraude el del célebre video de Venevisión según el cual el 11 de abril disparaban contra manifestantes unos ciudadanos que en realidad se defendían de francotiradores?
      Durante una semana los sicarios asedian Venezolana de Televisión, apedrean la fachada, arrojan bombas incendiarias, abalean a una comunicadora ¿Reestrenan el cierre de VTV por el golpista Enrique Mendoza, el apagón mediático durante el golpe de 2002, el teletón golpista que duró hasta febrero de 2003?
     ¿Incendiar basurita  en la propia urbanización de clase media alta,  secuestrar en ella a tus propios vecinos, tirar desperdicios a la calle protegido por tus autoridades y policías opositoras, no se parece al coraje físico y moral que llevó a los protagonistas de las llamadas guarimbas de 2004 al más absoluto de los fracasos?
     El parto de los montes culmina el 18 de febrero con una pequeña  concentración que no desintegra al gobierno pero sí a la oposición: López  ha armado un alboroto a costa de inocentes muertos o heridos para robarle protagonismo a  Capriles, quien lo acusa de “Generar falsas expectativas de un cambio mediante acciones de calle” ¿Seguirán la ruta de apoteósica consagración y  olvido express que la oposición depara a quienes no le consiguen instantáneamente el poder: Frijolito Salas Rohmer, el dictador Carmona, el filósofo del Zulia Manuel Rosales, el as de los bingos Carlos Ortega, el violador Nixon Moreno, el tocanalgas Pablo Pérez?
     En días inmediatos, en Carabobo un  disparo por la espalda acaba con la vida de una estudiante y modelo. Un grupo de violentos asalta una casa del PSUV   y abalea a un socialista. Al agresor le decomisan costosa pistola con mirilla láser; en su casa consiguen clavos, niples,  gasolina y 2.000 raciones. En Ciudad Guayana, sicarios disparan desde edificios contra una concentración socialista y abaten cinco obreros. En Barquisimeto otros sicarios asesinan a un ciudadano que remueve escombros para darle paso a su vehículo. Facinerosos armados incineran medio centenar de metrobuses y queman plantas eléctricas.  No son armas ni procedimientos  usuales entre estudiantes ¿Se revive el episodio del centenar y medio de paramilitares que preparaban en 2004 en jurisdicción del alcalde de Baruta Capriles Radonski el magnicidio del Presidente? ¿Se desenmascara el paramilitarismo, según denuncié hace una década, como actor político primordial en Venezuela?
       Acciones tan nobles requieren fundamentos ideológicos contantes y sonantes. Pérez Pirela divulga un audio donde empresarios mencionan un fondo de 120 mil millones de bolívares para pagar a sicarios destrucción de bienes y vidas ¿Remembranza de los 50 millones de dólares que hacia 2010 donaban desinteresadamente cada año la NED y otras organizaciones  extranjeras a la oposición venezolana?
          Ni alborotos ni asesinatos perpetrados por sicarios bastan para tomar el poder, pero invitan a que militares de derecha o tropas extranjeras lo usurpen ¿Se queda la oposición fascista de 2014 con los crespos hechos, igual que la de 2002  languideció esperando los marines que vinieran a expulsar al pueblo del Palacio de Miraflores?
       ¿Y si la repetición triunfa, repetirá el pasado? ¿Volverán el analfabetismo, el Acta mata Voto, las industrias básicas en manos de transnacionales, los colapsos financieros tipo Viernes Negro o Crisis Bancaria, los genocidios estilo Caracazo, la privatización de la salud, la educación, la seguridad social, de todo?
      ¿Cómo  triunfar repitiendo las estrategias que durante quince años llevaron irremisiblemente al fracaso?
PD: El 22 de febrero de 2014 el Secretario General de la nefasta Organización de Estados Americanos, Insulza, revela sin ambages el plan intervencionista contra Venezuela,  al declarar: “Sin embargo, los que deben lograr ese acuerdo son los venezolanos, antes de que sea demasiado tarde. Pero si ya no hay confianza en nadie, ninguna institución o personas que garanticen una postura ecuánime y no comprometida, tal vez el recurso a actores externos, provenientes de nuestra propia América y designados en común, sea una alternativa posible”. Tal vez el recurso de nuestro retiro del infame “Ministerio de Colonias de Estados Unidos”, que tantas veces hemos recomendado, sea la alternativa no sólo posible, sino indispensable.